La trompeta anterior tal como había llegado hasta el Barroco cayó en desuso durante el clasicismo y apenas se empleaba salvo como apoyo armónico, refuerzo de la percusión, etc., especialmente para los finales de movimiento. Este instrumento era capaz de emitir sólo la serie de los armónicos naturales según su afinación alterando la presión de los labios y del aliento por medio de la presión del músculo diafragmático. Por ejemplo, una trompeta afinada en do daría su serie de armónicos (do, sol, do, mi, sol, si bemol, do...), lo que dejaba huecos en su tesitura baja aunque básicamente se defendiera en los registros altos.
La gama más amplia de este instrumento se encontraba en el registro agudo, donde por tanto podía expresar su riqueza melódica. Así es utilizado por Bach (1685-1750) en su concierto de Brandemburgo nº 2. Haydn podrá con el nuevo instrumento expresarse melódicamente en el registro grave en uno de los conciertos para trompeta más interpretados, el Concierto para trompeta y orquesta en Mi bemol Mayor, Hob. VIIe/1.
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